jueves, 28 de febrero de 2013

La historia del caballo

Todos, absolutamente todos en algún momento de nuestras vidas, hemos oído contar alguna historia "de miedo". Muchas serán historias que se han contado de generación en generación y que habrán sucedido de verdad. Otras, serán cuentos, pantomimas, historias que inventaban los abuelos para asustar a los niños. El caso es que, casi todas las familias cuentan con una historia "de miedo" muchas veces, reales y otras no no tanto. En mi caso,  esta historia procede de mi abuelo materno, que nunca creyó en esas historias... hasta que un día...

Cuenta que volvía caminando de una fiesta de un pueblo cercano, en la ladera de la Serra do Suído.
Era una noche cálida del verano de 1935.

Antes de ir a cama, fue al balcón donde tendían la ropa a fumarse un cigarro. Era una aldea típica de la Galicia más profunda. Casitas de piedra rodeadas por campos de cultivo y establos donde se escuchaba crujir los "toxos" cuando las vacas se acomodaban para acostarse.

En la huerta que daba al balcón, de repente observó, que el caballo de su tío estaba fuera del establo, pastando a sus anchas. Le silbó para asustarlo y que volviese al establo, pero el caballo no pareció escucharle. En el balcón, había unas piedras que se usaban para sujetar la ropa cuando la ponía a secar al sol. Decidió que si le tiraba una cerca de donde estaba, el caballo se movería y asustado volvería al establo. Tiró, una, dos y tres piedras pero el caballo no se movió. Cuando estaba a punto de tirarle la cuarta piedra, el caballo empezó a iluminarse y a hacerse cada vez más y más grande y con un fogonazo de luz encogió y desapareció con otro fogonazo, dejando una lucecita en el lugar donde había desaparecido. Sorprendido por tal suceso, apagó el cigarrillo y se fue asustado a cama.

Al día siguiente le dijo a su tío que el caballo había salido por la noche del establo, pero su tío le dijo que era imposible, que se había quedado en el establo de otro pueblo que estaba bastante alejado. Mi abuelo le contó a su tío lo que presenció. Quedó en una simple anécdota, hasta que un semana después  el padre de mi abuelo falleció.


Doy fé de que mi abuelo no cree en fantasmas, ni historias de miedo. Siempre que le contaban una, nunca se la creía. Y siempre dice: "Non tiña medo das historias de fantasmas e nunca as que me contaban non as creía, pero isto pasoume a mi e podes creela porque é verdade e o vivín."

Yo, personalmente, creo en esas cosas. También he de decir, que antiguamente, al no haber luz eléctrica  las sombras y los ruidos hacían pasar malos ratos, pero seguro que entre la cantidad de historias "de miedo" que cuentan, un pequeño porcentaje, es real.

Martasky


miércoles, 13 de febrero de 2013

¿Te atreves a soñar?

Llevaba tiempo desaparecida...

Lo cierto es que llevo una temporada sumida en un letargo de sentimientos desmotivadores. La falta de ilusión, la desesperanza que poco a poco se ha ido adueñando de mi mente han anclado por fin en mi alma y parece que no quieren largarse por donde han venido.

¿Y por qué me falta ilusión? A veces creo que esta metida en algún rincón de mi mente, pero que he perdido la llave para abrir la puerta donde se halla, no solo mi ilusión, sino tambien todo mi positivismo, mis sonrisas sinceras, mis ganas de comerme el mundo, mis sueños...

Llevo días dando tumbos, preguntandome ¿qué es lo que he hecho mal? ¿por donde debo empezar de nuevo?

Esta mañana he visto este video:


Me he dado cuenta de que mi desmotivación, mi falta de ilusión, es porque no doy salido de mi zona de confort. Quiero cambiar cosas, pero me da miedo... pero ¿por qué tengo miedo? o más bien ¿a qué le tengo miedo?

Se donde estan mis sueños. Se que quiero ayudar a la gente que lo necesita, se que quiero que en mi vida halla siempre una persona o animal al que ayudar. Me gustaría poder tener mi propia tienda para mascotas o mi soñada tienda de antigüedades. Pero tambien sé que aquí no puedo conseguirlo y sé que para poder algún día conseguir todos estos sueños, tengo que aprender a ser fuerte.

He estudiado una rama de la vida que me lleva a viajar y a conocer nuevos horizontes. Sin embargo, algo me retiene y aunque sé lo que es, no me atrevo a decirle que viaje conmigo, porque  el miedo a perderle es más grande y sin él mi sueño no estaría completo. Y es que a veces soñar, no depende de una sola persona, sino de que dos personas persigan el mismo sueño y cuando la persona a la que quieres persigue una meta que va por el camino contrario a la tuya ¿que debes hacer?

Lo que sí tengo claro es que no quiero seguir así por mucho más tiempo, porque sé lo que viene despues... y sé que no lo quiero sentir otra vez.


Martasky