domingo, 29 de septiembre de 2013

Una pequeña ciudad conmocionada.

No podía creérselo, todo estaba resultando surrealista y macabro ese año en su pequeña ciudad. Una ciudad en la que casi todos se conocen, o bien porque han coincidido en los institutos y colegios o bien por el simple hecho de haber cruzado una y otra vez por la calle, al fin y al cabo, todas van a dar al mismo lugar y esto no es demasiado grande. 

Toda la ciudad hablaba de lo mismo. Nadie podía creer que algo así podía pasar en una ciudad tan pequeña como esta. Pero tampoco nadie daba crédito a aquel terrible accidente de tren que ocurrió hace tan solo dos meses atrás y, sin embargo, si había ocurrido, la prensa seguía recordándonoslo, al igual que este suceso. Estaba siendo un año extraño. Como si aquel fin del mundo de la civilización Maya hubiese dejado una neblina tóxica sobre la ciudad.
Sueños rotos, ilusiones destrozadas por extrañas ambiciones.
Miradas frías, caricias ásperas desgarran su piel.
Risas falsas, son la sombra de una realidad todavía sin descubrir.
Llantos amargos tras las insensibles emociones de una ciudad qué no logra dormir.
                                                                                                                              Martasky

Ella era una más de entre todos los que vivimos aquí y, sin embargo, hoy es ya uno de esos rostros conocidos, pero no por el habernos cruzado por la calle, o por haber estudiado en el mismo instituto, sino por algo mucho más terrible y abrumador, su trágica muerte a manos de alguna mente perversa que probablemente se haya topado con nosotros en algún rincón de esta pequeña y ahora, triste y acongojada ciudad que es, Santiago de Compostela.

D.E.P.


Martasky

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y ya que has llegado hasta aquí, comenta! Tu opinión es muy importante para mi.