martes, 17 de abril de 2012

Gracias por esta gran aventura juntos. Es hora de que continues tu propia aventura.

Ha pasado una semana desde que Pipo murió. Desde entonces he tenido que acostumbrarme a una serie de cosas que inevitablemente me causan dolor si las pienso demasiado.

Antes de entrar en mi casa tengo que cruzar tres puertas si vengo andando. La primera puerta: Una valla blanca que da a las escaleras de color negro y a la parte frontal del jardin. Una vez acaban las escaleras, me encuentro la valla de madera que mi padre colocó para que Pipo y Pulgas no pasasen al jardín de delante. Al pasar esa valla de madera, Pipo siempre estaba alli, tumbado al solete o esperandome meneando la cola a la espera de su caricia obligada y de alguna que otra cosquilla en la barriga. Al pasar a la siguiente puerta, que es la principal y en la que Pipo y Pulgas siempre se peleaban para ver quien llegaba primero.

Pues bien... he tenido que acostumbrarme a llegar y no ver a Pipo y su mirada noble e inteligente recibiendome.

Por las noches, como hacía bastante frio o llovia demasiado, bajabamos a Pipo al garaje para que no se mojase y durmiese calentito. Era lo más justo, ya que Pulgas nunca dormia fuera, dormia en el cuarto de lavado que esta a lado del garaje.

He tenido que acostumbrarme a llegar con el coche y al abrir el portalon, no ver a Pipo salir con su tranquilidad habitual a saludarme y a echar una meadita en el terreno vacío de en frente.

Cada mañana, Pipo y Pulgas salian al terreno que tenemos en frente a olisquear, perseguir gatos y echar meaditas y otras cosas. Pulgas es un loco de la vida y competía con Pipo para ver quien llegaba primero al terreno y si Pipo lo adelantaba Pulgas le gruñia histericamente

He tenido que ver con dolor y acostumbrarme a ver a Pulgas salir con miedo y buscando a Pipo por todas partes, echar meadita y mirar, olisquear y mirar, volver a casa y mirar y seguir mirando y llegar arriba a la cocina y mirar por la ventana (que es baja y amplia) subido en su silla para ver si ve a Pipo.

He tenido que acostumbrarme a ver tus fotos pero no verte cada día. He tendio que acostumbrarme a tu ausencia en muy poco tiempo para parecer fuerte aunque por dentro este sufriendo. He tenido que enfrentarme a la realidad de que ya no estas.

Hasta Siempre Pipo.

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El día que llegue a casa tenia mucho miedo. Todo eran olores nuevos para mi y rincones por descubrir. Me dolia la barriga porque me habia metido en una caja rara con ruedas que se movia y se balanceaba y me habia revuelto el estomago. Cuando me sacaron de alli lo primero que hice fue vomitar.

Y alli estaban esperandome. Era un humano... bueno creo que era una humana, tenia la voz suave y me abrazaba y me acariciaba y no paraba de repetir: Que bonito eres!

No entendia como es que sin apenas conocerme, esas personas que me habian llevado a casa ya me queria y me mimaban tanto. Ya no tenía tanto miedo y me sentía muy feliz. Esa primera noche que pase en mi nueva casa dormí fuera. Hacia mucho frio y me dolia la barriga mucho mucho. Por la mañana amanecí enfermo y mis nuevos amos parecian muy preocupados. Estaba muy malito. No queria jugar, no tenia fuerzas para moverme y no queria ni comer. Me llevaron a la tienda donde estaba mi hermanito y la chica que me habia cuidado antes de que me adoptasen ellos. Estuve dos semanas en el veterinario, con inyecciones, pruebas, y con suero. Al final ya me sentía mucho mejor y vinieron a recogerme. Dormia en la habitación de mi mamá adoptiva, Marta. Me encantaba jugar con ella. Le mordía los brazos para jugar y me perseguía la cola como un loca demostrandole mi alegría.

Recuerdo que un día se enfado conmigo porque hice pipi en fuera del periodico. Ella me enseñaba en donde tenia que hacerlo y cuando lo hacia mal, me reñia, y me llevaba al periodico y me decia que tenia que hacerlo alli. Pero es que a veces no llegaba al periodico!!!! Tenia muchas ganas!!

Conforme me fuí haciendo mayor Ya sabia bajar las escaleras de casa para ir al jardín y tambien sabia subirlas, aunque era algo patoso y lo cierto es que me enfadaba mucho cuando Marta me cogia en el colo y me llevaba por la noche a la habitación! Era indignante! Ya no era un cachorro! Ya tenia 6 meses! Y podía subir las escaleras yo solo! Me revolvia en su regazo y ella se reía y me dejaba en el suelo para que subiese yo... me resvalaba en el parquet... asi que finalmente me rendía y dejaba que me subiese como a una bebé.



Marta era mi mami e Isa y Tamara mis tías. Mi tía Isa era de mis favoritas, porque me llevaba muchas veces de paseo y jugaba mucho conmigo. Mi tía Tamara era muy pequeña cuando yo llegue a casa y era mi tía favorita tambien, porque era niña como yo( aunque yo era más maduro y sabio que ella) y jugabamos todo el día!
Mis abuelos me daban de comer, mi abuelo me sacaba de paseo muchas veces e ibamos a dar largos y largos paseos por el monte.
Mi abuela era noble y tranquila como yo y cuando iba de paseo con ella y con mi primo Trulo y mi amigo Leo me lo pasaba muy bien!



Despues llego mi primo Pulgas. Era muy pequeñito y hacia ruidos muy molestos, pero era simpatico y podía torearlo tooooodo lo que quisiera.


De ahi en adelante mi vida paso a ser tranquila, paseos por las tardes, comida por la noche y por las mañanas competencias con Pulgas para ver quien llegaba primero a mear.


Y ahora, estoy bien. Aqui puedo comer huesos! Y hay muchas perritas. Bambi y Raisa os mandan saludos.

Espero que mi mamá Marta os siga contando muchas de mis aventuras!


Sed felices! Guauf!!









PIPO

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la entrada, y me ha encantado el punto de vista de Pipo. Un beso Marta!

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  2. Me alegro que te haya gustado! Queria intentar algo diferente para terminar mi homenaje a Pipo.

    Un saludo!
    Marta

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